Sobre consumismo y fotografía: inventos visionarios que acabaron fracasando

En los últimos tiempos cada vez es más normal la aparición de nuevos modelos de cámaras fotográficas que intentan hacernos creer que los anteriores quedan obsoletos y que no hay otra pues que renovarse o morir; así, es difícil pensar que nuestra cámara vaya a durar más de diez años (porque en ese tiempo nos habrán vendido la moto de que la tecnología ha avanzado tanto que ya no es comparable a lo que tenemos) y puestos, mucho más difícil pensar que algún día la puedan heredar nuestros hijos o nietos (¿dónde encontrarían baterías, drivers y demás accesorios compatibles?). Esta tendencia consumista ha ido creciendo con el transcurso de los años pero desde que entramos en la era digital se ha disparado desorbitadamente. En la época analógica, que tantos recuerdos trae a algunos y que cronológicamente fue la primera y más extensa de la fotografía, las cosas iban algo más despacio; las cámaras se hacían para que sirviesen durante muchos años (de hecho muchas que tenemos aún en el cajón siguen funcionando como el primer día) y solo nos teníamos que preocupar de los costes del laboratorio básicamente (gracias a esto también la fotografía era más meditada y no se disparaba a lo loco 2000 fotos en un viaje de una semana). Pues bien, en los años convulsos de la transición de analógica a digital las cosas pudieron muy bien tomar otro rumbo muy distinto.

En los albores de la fotografía digital, allá por 1998, una compañía que por aquel entonces se llamaba Imagek anunció, en la finalización del evento Digital Imaging Marketing Association, un artilugio que para muchos prometía ser la solución más ecléctica a todos sus dilemas, aquello por lo que muchos habían soñado y que no era ni más ni menos que entrar en la era digital sin deshacernos de nuestras magníficas réflex de toda la vida ni desembolsar grandes sumas de dinero. El invento se llamaba Electronic Film System (EFS-1) aunque popularmente lo dieron a conocer como (e)Film y, en principio, estaba orientado a un pequeño grupo de periodistas.



El (e)Film consistía en un sensor y un sistema de almacenamiento integrados en un dispositivo con la misma forma y dimensiones que un carrete tradicional. De este modo, se podía acoplar a una cámara de película, a la que había que añadir un módulo adicional para las baterías. La idea de sustituir la película de 35 mm por el EFS-1 y que fuera válida para cualquier cámara era una idea brillante. Sin embargo, problemas con los plazos prometidos y unas especificaciones más que modestas (un sensor CMOS de 1,3 megapíxeles con una capacidad para almacenar 24 fotos de 1280x1024 de resolución sin compresión con un factor de recorte de 2.58x -el pequeño sensor sólo capturaba un 35% del área del cuadro completo de la cámara-) además de funcionar sólamente con siete modelos de cámaras Canon y Nikon hicieron que, tres años después de su anuncio oficial y con el nombre de la compañía ya cambiado (Silicon Film), es decir, metidos ya en 2001, el proyecto saliese a la luz directamente como un fracaso.


La tecnología había quedado desfasada a los nuevos tiempos (las grandes compañías habían avanzado mucho en el desarrollo de la fotografía digital) y, además, existía una caída de precios considerable en el mercado que hacía más dura la competencia respecto a la calidad mostrada por las nuevas SRL digitales (en un principio se barajaba un precio para el (e)Film inferior a los 700$); al año siguiente, con una bajada importante en sus acciones y apenas financiación, lo intentaron de nuevo anunciando la EPS10-SF que debía producir imágenes de 10 megapíxeles y una velocidad de 2,5 fps además de incorporar una pantalla LCD y mayor compatibilidad de cámaras; el proyecto fracasó y la compañía desapareció.


Parte del sonado fracaso del (e)Film, si hacemos caso a lo que dicen los rumores, fue que la patente la compró una o varias de las grandes compañías para impedir su fabricación y así asegurarse un mercado que les aportaría mayores beneficios (hay que tener en cuenta que habían invertido mucho dinero en investigación y que el coste de una cámara completa frente a un sistema como el EFS-1 era mucho mayor); sea cual fuese el motivo, la idea del (e)Film fue un proyecto que podría haber cambiado nuestra perspectiva actual de la fotografía digital y de la forma de entender el consumismo donde nos hallamos sumidos.


Si bien es cierto que hubo otros proyectos similares (entre Nikon y Kodak) allá por los años 90 y que se crearon respaldos digitales como los de Leica para sus modelos R-8 y R-9 (aunque tardaron demasiado en desarrollarse y fueron específicos para estas cámaras además de ser sustancialmente caros -unos 4500€) pero la industria ya estaba establecida y el negocio asegurado por lo que esta idea quedó anclada en el olvido y hoy nadie se acuerda ya de ella. Ahora se está más pendiente en adquirir o probar el último modelo de tal o cual marca sin pararnos a pensar que quizás las cosas se pudieran hacer de una manera muy distinta (como cambiar sólo sensores en vez de cámaras completas, por ejemplo). Lo que si se ha estado moviendo en los últimos años es el mercado de 2ª mano (fotógrafos que venden sus antiguos equipos por otros más modernos) donde podemos encontrar máquinas analógicas a precios muy asequibles y donde la joya de la corona está en la venta de objetivos antiguos donde la calidad sigue siendo, aún hoy, insuperable y que, por fortuna, podemos adaptar a nuestras cámaras.


Copyright de fotos publicadas: dpreview.com y quesabesde.com

1 comentario:

AGM dijo...

Yo he disfrutado de muchos de esos inventos, me gusta probar cosas raras...

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